o más importante no es si tenemos tiempo, sino cómo usamos el tiempo que se nos ha dado. – C.S. Lewis
El tiempo de tu vida es un regalo de Dios para ti. No lo mereciste, no pagaste nada por él. Y al final, tampoco podrás alargarlo. Es limitado y, una vez que se acaba, no vuelve. La pregunta es: ¿Qué haces con él?
En el Salmo 90:12, David dice: «Enséñanos a contar nuestros días, para que adquiramos un corazón sabio». Si quieres ser sabio, aquí está la clave: recuerda que tus días están contados. Dios te ha dado un tiempo limitado en esta tierra, y depende de ti usarlo con sentido.
Jesús aprovechó su tiempo
Jesucristo es el ejemplo perfecto de cómo usar el tiempo de vida de manera efectiva. Vino con una misión y la cumplió en pocos años. Apenas sabemos algo de su infancia y juventud. Sin embargo, los tres años y medio de su vida pública cambiaron la historia del mundo. Dedicó cada día a cumplir su propósito: mostrar el amor de Dios a las personas. En Juan 9:4, Jesús dice: «Es necesario que hagamos las obras del que me envió mientras es de día; viene la noche, cuando nadie puede trabajar». Jesús sabía que su tiempo era corto y aprovechó cada momento para cumplir la voluntad de Dios.
La lucha por tu atención
Hoy más que nunca, puedes desperdiciar tu valioso tiempo. En un mundo digitalizado, la lucha por tu atención se ha convertido en una verdadera batalla por sobrevivir.
Como si lo hubiera presentido, Pablo exhorta a los creyentes en Efesios 5:15-16: «Por eso, tengan cuidado de cómo viven. No vivan como necios, sino como sabios, aprovechando al máximo cada momento, porque los días son malos».
Ya sea redes sociales, YouTube, deportes, televisión o relaciones excesivas, tu misión dada por Dios está constantemente compitiendo con las distracciones del entretenimiento. El primer paso es darte cuenta de que, al final, esas distracciones te cuestan TU misión.
Cómo salir de ahí
Tus prioridades son tu decisión. Cada día. Cada hora. Con cada clic, tú tienes el control. Jesús dice en Mateo 6:33: «Busquen primero el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura». Usa tu tiempo, tu dinero y tu energía primero para el reino de Dios. Su promesa es clara: Él se encargará de todo lo que necesites.
¿Y si no lo logras?
Pablo escribe en 1 Corintios 10:13: «Hasta ahora, solo han enfrentado tentaciones humanas. Pero Dios es fiel y no permitirá que sean tentados más allá de lo que puedan soportar. Al contrario, cuando llegue la tentación, Él les dará una salida para que puedan resistirla».
Lo que este pasaje te dice es: siempre hay una salida de la tentación. A veces, necesitas a otros que te apoyen. Personas a las que les des permiso para cuestionar tu comportamiento de manera crítica. Mentores que te recuerden tu compromiso y te pregunten cómo estás. No luches solo. Serás tan fuerte como el equipo que tengas a tu alrededor.
¿Cómo puedo estar seguro?
Pon a prueba a Dios. ¿Cómo lo sabrás si no lo intentas? Para ser justos: ten claro que Jesús en Mateo 6:33 no dice: «Recibirás todo lo que quieras». Él te da lo que necesitas. Y como un padre amoroso que sabe mejor lo que su hijo necesita, Dios también se tomará la libertad de darte lo que es bueno para ti.
Mi experiencia personal
Desde hace años, mi familia y yo vivimos como misioneros en Perú. ¿Siempre hemos recibido lo que pedimos en oración? No. ¿Nos ha sorprendido Dios una y otra vez con su generosidad, incluso con cosas que ni siquiera pedimos? ¡Definitivamente sí! ¿Todavía enfrento la tentación de tomar las cosas en mis propias manos? Sí. Pero al mismo tiempo, estoy aprendiendo.
Pasos prácticos
- Establece metas claras: Reflexiona sobre lo que quieres lograr en tu vida. Pregúntale a Dios cuál es su visión para ti. Esa meta te ayudará a mantenerte enfocado y a usar tu tiempo de manera efectiva.
- Crea un plan: Tu misión es lo que te llevará a cumplir tu visión. Divide la gran tarea en pequeños pasos diarios. Planifica tu día con anticipación. Establece prioridades y mantente fiel a tu plan para asegurarte de cumplir las tareas que te acerquen a tu meta.
- Reduce las distracciones: Identifica las mayores distracciones en tu vida y encuentra formas de minimizarlas. Apaga tu celular. Déjalo en otra habitación. Planea «tiempos de enfoque» en los que nadie ni nada pueda interrumpirte.
- Dedica tiempo a Dios: Pasa tiempo regularmente en oración y estudiando la Biblia. Así, Dios te hablará. Si tienes dudas, empieza con pequeños pasos. Tómate momentos de reflexión y recarga. Son esenciales para establecer tus prioridades correctamente y centrarte en lo importante.